RONGORONGO
Alex
Guerra Terra
Sólo quedan dos
docenas de tablillas rongorongo conocidas en el mundo,
repartidas en museos de América, Europa, Asia y Oceanía. El significado de sus
signos es uno de los últimos misterios de la Isla de Pascua, Rapa Nui.
Lingüistas, antropólogos y aficionados han dedicado la vida a su estudio,
consiguiendo apenas acercamientos incompletos a su interpretación. Pero es
en manos privadas que se esconde la clave para desvelar el secreto. Honu,
un encantador rapanui, guarda las tablillas que se creen perdidas para siempre,
junto con el recuerdo de su niñez, cuando su bisabuelo le recitaba el contenido
de una hermosa tablilla rongorongo de toromiro en la noches de
insomnio. Mientras una antropóloga española, un lingüista y un
arqueoastrónomo chilenos, se debaten entre sus propias hipótesis desde sus
respectivos campos de investigación, muchas veces contradictorias, es en manos
de Honu que se halla la avasalladora verdad. Cuando esta información llega por
casualidad a oídos de un oportunista personaje, que en seguida se siente
interesado en el valor incalculable que podrían alcanzar estos objetos
antiguos, la vida de la única persona que conoce la verdad, correrá grave
peligro. Sólo los espíritus de la isla podrán ayudarle a tomar una
decisión. La escasez, su valor artístico y el misterio que envuelve a las
tablillas, las transforma en objetos de un gran valor en el mercado negro de
antigüedades. Se trata de una novela de ficción donde transcurren
historias creadas por la autora, pero basada en el paradigma real de las
tablillas rongorongo, y que parte de que lo que cuenta la tradición
oral y las leyendas, de que algunos habitantes de la isla guardan tablillas en
cuevas u otros escondites inaccesibles a los visitantes, es cierto. El
paradigma de las tablillas y las investigaciones actualmente en curso,
así como los principales lugares y personajes, son reales en su trasfondo,
involucrados y entrelazados en un argumento creado por mí para dar forma a la
historia, que es ficticia. La acción transcurre principalmente entre Barcelona,
Santiago de Chile, Viña del Mar y magníficos enclaves de Rapa Nui, lugares en
los que los protagonistas se van entrelazando en una desenfrenada búsqueda por
la verdad que se esconde detrás de las tablillas rongorongo, y
viéndose envueltos en diversas historias y en el oscuro propósito de un
enigmático personaje por obtener esta tablilla. En el transcurso de la historia
se intenta dar respuesta a los principales enigmas en torno la isla, y más
concretamente a los de las tablillas, como su origen, las leyendas que de ellas
hablan y sus posibles significados. Además, se introduce al
lector en la idiosincrasia actual rapanui, sus problemas históricos, las
humillaciones a las que fue sometido como pueblo, y las consecuencias en la realidad actual.
COMENTARIOS, ENTREVISTAS, ARTÍCULOS & RESEÑAS:
AbrirUnLibro-Jun2013
SindaRomeroVillalón-Abr2013
¡A Los Libros!-Ene2013
BookTrailers-Nov2012
SilviaPallarés-Oct2012
MundoParapsicológico-Oct2012
LibrosQueVoyLeyendo-Oct2012
SandraGalley-Set2012
ElColorDeLasPalabras-Set2012
Susurros"Selin"-Set2012
AnikaEntreLibros-Set2012
MariaContel-Set2012
IvoIvanovich-Ago2012
RoverLang-Ago2012
Marc-PierreDylan-Ago2012
Universo La Maga-May2012
EL PRÓLOGO (Dr. Francesc Amorós-Universitat de Barcelona)
Para mí ha sido un doble placer, primero leer y después prologar este libro. También yo he aprendido con Rongorongo, que no me atrevería a calificar a la ligera de simple novela de ficción e intriga, en el sentido literario de “narración escrita que relata cosas falsas o de pura invención”. Es bastante más porque es un libro dentro de otros libros, y presenta más parte de verdad, que de fantasía. Sólo la anécdota es ficción porque la categoría, como concepto fundamental, es un sistema de referencias mentales filosóficas y científicas.
Contiene capítulos vividos, de gran verosimilitud, verdades científicas que no pueden ser negadas rotundamente aunque hayan sido creadas a partir de la ficción. Habría podido construir fácilmente un relato de ciencia-ficción, y hasta de anticipación, sobre un mundo fascinante, mítico. La isla de Pascua continúa siendo uno de los enigmas más desconcertantes que envuelven la historia de la cultura universal. No lo ha hecho.
Alejandra Guerra ha escogido la forma de ficción narrativa como envoltorio debajo del cual el lector interesado va a desvelar por sí mismo prácticamente todos los aspectos que constituyen el núcleo del “enigma rapanui”. Para ello se apoya en diferentes disciplinas humanísticas que domina, y en la lectura concienzuda de los autores especialistas que mejor han tratado toda la problemática en relación con Isla de Pascua. Sus trabajos publicados y sus contribuciones a congresos científicos lo certifican.
Pero es que además, pone a disposición de la trama literaria todos sus sólidos conocimientos en el campo de la antropología y la arqueología, que va dosificando de forma amena pero sin renunciar ni un ápice a la verdad científica, ni ceder ante las teorías fáciles. Conoce perfectamente el pasado y el presente de la historia de Isla de Pascua, la especificidad de la cultura rapanui y la mentalidad de sus habitantes, haciéndose eco de su secular lucha por su supervivencia. Por lo tanto su currículum universitario avala planteamiento, nudo y desenlace que ha imaginado para este intrigante relato protagonizado por personajes reales y otros imaginarios en perfecta simbiosis literaria.
Licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona, obtuvo el Máster en Arqueología Prehistórica por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde ha ejercido de docente en diversos cursos extra curriculares. Entre sus trabajos arqueológicos destacan excavaciones en Uruguay y en Chile. En isla de Pascua excavó en la zona de Vaitea bajo la dirección del gran especialista en agricultura prehistórica de la isla, el arqueólogo norteamericano Christopher M. “Chris” Stevenson, del Virginia Department of Historic Resources, a quien también conocí en 2004. Y ya como directora lideró el proyecto arqueológico Fondart-Chile, sobre las estructuras domésticas de Isla de Pascua, además de haber publicado centenares de artículos en revistas especializadas científicas y de divulgación en Arqueología.
Por lo tanto Alejandra Guerra ha sabido recrear el ambiente, seleccionar los temas y organizar la trama narrativa porque es especialista en ello. Ha recorrido los más alejados rincones geográficos de la isla, que describe con rigor. Conoce bien las mentalidades de las diferentes personas que se mueven por estos ámbitos. A riesgo de no ser considerado imparcial, debo confesar que conocí a Alejandra por primera vez con motivo de la celebración del VI Congreso Internacional de Rapa Nui y el Pacífico celebrado en Reñaca (Chile) en setiembre de 2004, donde ambos presentamos ponencias científicas ante un público especializado de varios países. La segunda vez fue ya en Barcelona, con ocasión de unas jornadas dedicadas a Isla de Pascua convocadas por A.S.M.A.T. y que se celebraron en octubre de 2007 bajo los auspicios de Amics de la Unesco. Ella presentó dos comunicaciones sobre Rapa Nui, centrada una sobre los moai y las canteras de donde proceden, y la segunda sobre las estructuras domésticas, fruto de sus experiencias como arqueóloga sobre el terreno.
Para construir el relato, la historia propiamente dicha, entendida como “sistema unitario de hechos enlazados entre sí por vínculos de causa-efecto, de espacio y tiempo”, la autora recurre a sus amplios conocimientos sobre historia pasada y presente, haciendo hincapié en la especial idiosincrasia de la etnia rapanui actual. A lo largo de la novela van apareciendo motivos determinantes como subtemas dando la palabra a las figuras más representativas entre los estudiosos que la han tratado modernamente. Se citan los nombres reales de Jaussen, Routledge, Thomson, Englert, Barthel y Heyerdahl, mientras que otros aparecen con nombres disimulados, aunque un lector avisado también descubrirá quien se oculta bajo el pseudónimo. Da la palabra a los testimonios rapanui más antiguos y fiables, por lo tanto históricos, como Tomenika o Metoro, conocidos por su vinculación al mundo de la escritura rongorongo, los enigmáticos signos inscritos en raras tablillas de madera, de las que sólo se conserva un par de docenas esparcidas por varios museos del mundo. Estos sistemas de ideogramas dan título a la novela, y la autora proporciona las fuentes más fiables para su desciframiento.
Pero las tablillas rongorongo son una excusa. A lo largo de sus capítulos se tratan con gran competencia otros aspectos también relevantes que definen la Isla de Pascua como un lugar único en el mundo. En especial aquellos que por su interés intrínseco puedan atraer la atención inmediata de cualquier lector, especializado o no, como el traslado de las grandes estatuas de piedra, o moai, los complejos arquitectónicos megalíticos costeros o ahu, la arqueoastronomía relacionada intencionadamente con los emplazamientos de ciertos megalitos, los grandes fenómenos orogénicos como la laguna Rano Kau, el centro ceremonial de Orongo, y especialmente el Rano Raraku, con sus canteras donde antiguamente se tallaban y extraían los moai. Todo está soberbiamente descrito, incluso el mundo subterráneo de misteriosas cavernas y secretos túneles de origen volcánico que las ocultan. Sin descuidar la botánica, la ornitología y el cambio climático que se está produciendo.
Desde el punto de vista literario la historia está concebida como un todo formado por un conjunto de motivos ligados entre sí a través de las diversas situaciones que se dan en una sucesión cronológica lineal. El tiempo real en que se desarrolla la acción cronológica, casi sin interrupción, transcurre aproximadamente entre 1985 y 2009, con evocaciones a 1888, año en que la isla de Pascua pasó a soberanía chilena, cuando fue anexionada política y administrativamente de mutuo acuerdo a la República de Chile.
Las voces narrativas pues van del monólogo interior a un narrador externo en tercera persona, y se intercalan a la hora de evocar y relatar con detalle sucesos históricos verídicos como el ataque pirático de 1862 por parte de una escuadra esclavista peruana, operación dirigida por Juan Maristany y Galcerán, capitán de marina de Masnou (Barcelona), de quien yo tuve la triste “fortuna” de localizar, desempolvar y publicar por primera vez el contrato de navegación en el Archivo Notarial de Barcelona hace varios años. Se relatan los tristes años de la segunda mitad del siglo XIX y primeros decenios del XX, tiempos ignominiosos considerados por los mismos rapanui como “tiempos de esclavitud”, prisioneros sus habitantes dentro del perímetro cercado de Hanga Roa, la capital, convertida en realidad toda la isla de Pascua en una gran hacienda ganadera.
Muy convincente es al monólogo interior del protagonista Honu. El texto toma la apariencia de un dietario por mes y año, pero anotado en primera persona por diferentes narradores, que con su voz y punto de vista narrativos, ofrecen distintas perspectivas y diferentes modos de ver la misma realidad, porque todos son protagonista en algún momento de la historia: Honu, rapanui, y Elena, catalana, y Miguel y Matilde, él chileno y ella catalana, que buscan el secreto para descifrar la escritura rongorongo. El lugar geográfico donde se encuentra en cada momento el narrador es cambiante, pero se dan todo tipo de coordenadas geográficas para situar exactamente en el mapa dónde tienen lugar los hechos.
La trama, estructura y distribuye los acontecimientos a partir de diversos focos de atención de acuerdo con la ubicación geográfica de cada protagonista y a través de su voz propia. Cada capítulo constituye un tema. Se presenta de forma autónoma, casi cerrada, indicando claramente el espacio y tiempo narrativos, presentados con alguna frase o incluso breve texto en lengua original rapanui seguida de la correspondiente traducción al castellano para facilitar su comprensión al lector no habituado a ello. Las escenas amorosas exigidas para dar verosimilitud al guión previsto están descritas con gran realismo con algún sorprendente toque erótico perfectamente justificado por las circunstancias de la trama narrativa. Los personajes son de carne y hueso, y como es bien sabido sólo los moai son de piedra.
Toda la intriga argumental gira en torno a las tablillas parlantes rongorongo, y la codicia que despierta su posesión en el mundo de los anticuarios, así como los frustrados intentos de su desciframiento. Para dar más actualidad, algunos de los personajes se mueven entre las sesiones del VII Congreso Internacional sobre Pascua y el Pacífico que tuvo lugar realmente en Visby (Suecia) en agosto de 2007.
La convivencia de la autora a través de sus viajes con gente de Chile y de Pascua le permite hacer hablar con autoridad a sus personajes de las preocupaciones cotidianas actuales por parte de los auténticos rapanui de hoy día sin esconder las tensiones entre ambas comunidades a través de situaciones y personajes de ficción. También los paisajes urbanos del Raval y Gràcia de Barcelona y Hospitalet de Llobregat son protagonistas circunstanciales. Vienen acogiendo desde hace años a colectivos chilenos que trabajan para divulgar la artesanía y la música rapanui con sus propios conjuntos folklóricos. Todo esto no es ficción, está tomado de la realidad actual.
El texto cobra más realidad si cabe cuando sus protagonistas, todos ellos muy verosímiles, vienen utilizando con normalidad toda una serie de expresiones lingüísticas en rapanui y en el argot popular chileno poco habituales para el hispanohablante ibérico, que el lector curioso podrá “traducir” perfectamente y a la larga familiarizarse con ellas y presumir de “experto”. Esta circunstancia demuestra el grado de arraigo entre esas dos culturas tan cercanas y tan distantes entre sí por parte de Alejandra Guerra por haber convivido largas temporadas entre ellos.
El principal protagonista es Honu Pakarati, que es rapanui étnicamente puro, y que se mueve entre Hanga Roa, la capital de la isla de Pascua, y Barcelona, y de quien se sospecha guarda tesoros en una cueva familiar de la isla. La coprotagonista española, Elena Estévez, dejó familia y amistades en Barcelona, para vivir su amor con Honu. Otra pareja, ella antropóloga catalana (Matilde Llorens) y él un botánico chileno (Miguel Ramos), interesados en el tema rongorongo, cubren el paisaje humano entre Chile y Barcelona. El resto de personajes literariamente más bien decorativos, le sirven como nexos temáticos para enlazar motivos de cada tema. Algunos son “alter ego” de personalidades reales, como el norteamericano Charles Benson o el chileno Paco Bartaburu, perfectamente reconocibles. La trama que estructura discursivamente la obra está distribuida en bloques temáticos independientes entre sí y que a veces se descomponen en unidades narrativas o relatos más pequeños aunque unidos por nexos temporales y causales, y de causa-efecto.
Literariamente este relato es cronológicamente lineal, pero topográficamente salta de Chile a Isla de Pascua y Barcelona, obligando así al lector a desplazarse por diferentes escenarios reales. El lector después de leer esta obra narrativa tendrá ganas de saber y profundizar más. Pero la base ya la tendrá adquirida de una forma fácil y amena. De forma novelada la autora va introduciendo al ávido lector en este mundo lejano dándole las claves precisas para entender de forma fácil todos los aspectos que vienen atrayendo la atención, pero desde dentro mismo de la trama y explicado por los propios protagonistas. A través de ellos nos enteramos de qué son los moai, el mana o energía psíquica que desprenden; qué son las tablillas rongorongo, consideradas objetos sagrados y sometidos a un estricto tabú (tapu, en rapanui), para los no iniciados, y protegidas por una serie de restricciones a su acceso, bajo terribles amenazas venidas del “más allá”.
Por causas ajenas a ellos esta singular cultura y raza estuvieron a punto de desaparecer dejando algunos testimonios arqueológicos. Pero no todo se interrumpió sino que algo quedó oculto bajo el suelo, o celosamente custodiado en inaccesibles cuevas de peligrosos acantilados en la misma isla, donde dicen que se guardan los huesos de los antepasados. Honu tiene la misión de velar por algunos de ellos. Así algunas tablillas rongorongo parece que han sobrevivido a las sucesivas catástrofes y han podido escapar de la codicia de desaprensivos traficantes que quieren apoderarse de su poder o mana intrínseco, o simplemente de su beneficio al venderlas a excéntricos millonarios, al mejor postor por grandes sumas de dinero.
En definitiva, una atenta y repetida lectura de Rongorongo equivaldrá a un curso intensivo de inmersión en las interioridades del mundo complejo y enigmático de la cultura, la lengua y la forma de pensar de los rapanui modernos. El libro constituye una buena herramienta para saber qué ha sido y qué es la Isla de Pascua o Rapa Nui. En él solamente es ficción la anécdota. La categoría es rotundamente historia auténtica, lingüística comparatista, y arqueología de campo.
Francesc Amorós i Gonell
EL PRÓLOGO (Dr. Francesc Amorós-Universitat de Barcelona)
Para mí ha sido un doble placer, primero leer y después prologar este libro. También yo he aprendido con Rongorongo, que no me atrevería a calificar a la ligera de simple novela de ficción e intriga, en el sentido literario de “narración escrita que relata cosas falsas o de pura invención”. Es bastante más porque es un libro dentro de otros libros, y presenta más parte de verdad, que de fantasía. Sólo la anécdota es ficción porque la categoría, como concepto fundamental, es un sistema de referencias mentales filosóficas y científicas.
Contiene capítulos vividos, de gran verosimilitud, verdades científicas que no pueden ser negadas rotundamente aunque hayan sido creadas a partir de la ficción. Habría podido construir fácilmente un relato de ciencia-ficción, y hasta de anticipación, sobre un mundo fascinante, mítico. La isla de Pascua continúa siendo uno de los enigmas más desconcertantes que envuelven la historia de la cultura universal. No lo ha hecho.
Alejandra Guerra ha escogido la forma de ficción narrativa como envoltorio debajo del cual el lector interesado va a desvelar por sí mismo prácticamente todos los aspectos que constituyen el núcleo del “enigma rapanui”. Para ello se apoya en diferentes disciplinas humanísticas que domina, y en la lectura concienzuda de los autores especialistas que mejor han tratado toda la problemática en relación con Isla de Pascua. Sus trabajos publicados y sus contribuciones a congresos científicos lo certifican.
Pero es que además, pone a disposición de la trama literaria todos sus sólidos conocimientos en el campo de la antropología y la arqueología, que va dosificando de forma amena pero sin renunciar ni un ápice a la verdad científica, ni ceder ante las teorías fáciles. Conoce perfectamente el pasado y el presente de la historia de Isla de Pascua, la especificidad de la cultura rapanui y la mentalidad de sus habitantes, haciéndose eco de su secular lucha por su supervivencia. Por lo tanto su currículum universitario avala planteamiento, nudo y desenlace que ha imaginado para este intrigante relato protagonizado por personajes reales y otros imaginarios en perfecta simbiosis literaria.
Licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona, obtuvo el Máster en Arqueología Prehistórica por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde ha ejercido de docente en diversos cursos extra curriculares. Entre sus trabajos arqueológicos destacan excavaciones en Uruguay y en Chile. En isla de Pascua excavó en la zona de Vaitea bajo la dirección del gran especialista en agricultura prehistórica de la isla, el arqueólogo norteamericano Christopher M. “Chris” Stevenson, del Virginia Department of Historic Resources, a quien también conocí en 2004. Y ya como directora lideró el proyecto arqueológico Fondart-Chile, sobre las estructuras domésticas de Isla de Pascua, además de haber publicado centenares de artículos en revistas especializadas científicas y de divulgación en Arqueología.
Por lo tanto Alejandra Guerra ha sabido recrear el ambiente, seleccionar los temas y organizar la trama narrativa porque es especialista en ello. Ha recorrido los más alejados rincones geográficos de la isla, que describe con rigor. Conoce bien las mentalidades de las diferentes personas que se mueven por estos ámbitos. A riesgo de no ser considerado imparcial, debo confesar que conocí a Alejandra por primera vez con motivo de la celebración del VI Congreso Internacional de Rapa Nui y el Pacífico celebrado en Reñaca (Chile) en setiembre de 2004, donde ambos presentamos ponencias científicas ante un público especializado de varios países. La segunda vez fue ya en Barcelona, con ocasión de unas jornadas dedicadas a Isla de Pascua convocadas por A.S.M.A.T. y que se celebraron en octubre de 2007 bajo los auspicios de Amics de la Unesco. Ella presentó dos comunicaciones sobre Rapa Nui, centrada una sobre los moai y las canteras de donde proceden, y la segunda sobre las estructuras domésticas, fruto de sus experiencias como arqueóloga sobre el terreno.
Para construir el relato, la historia propiamente dicha, entendida como “sistema unitario de hechos enlazados entre sí por vínculos de causa-efecto, de espacio y tiempo”, la autora recurre a sus amplios conocimientos sobre historia pasada y presente, haciendo hincapié en la especial idiosincrasia de la etnia rapanui actual. A lo largo de la novela van apareciendo motivos determinantes como subtemas dando la palabra a las figuras más representativas entre los estudiosos que la han tratado modernamente. Se citan los nombres reales de Jaussen, Routledge, Thomson, Englert, Barthel y Heyerdahl, mientras que otros aparecen con nombres disimulados, aunque un lector avisado también descubrirá quien se oculta bajo el pseudónimo. Da la palabra a los testimonios rapanui más antiguos y fiables, por lo tanto históricos, como Tomenika o Metoro, conocidos por su vinculación al mundo de la escritura rongorongo, los enigmáticos signos inscritos en raras tablillas de madera, de las que sólo se conserva un par de docenas esparcidas por varios museos del mundo. Estos sistemas de ideogramas dan título a la novela, y la autora proporciona las fuentes más fiables para su desciframiento.
Pero las tablillas rongorongo son una excusa. A lo largo de sus capítulos se tratan con gran competencia otros aspectos también relevantes que definen la Isla de Pascua como un lugar único en el mundo. En especial aquellos que por su interés intrínseco puedan atraer la atención inmediata de cualquier lector, especializado o no, como el traslado de las grandes estatuas de piedra, o moai, los complejos arquitectónicos megalíticos costeros o ahu, la arqueoastronomía relacionada intencionadamente con los emplazamientos de ciertos megalitos, los grandes fenómenos orogénicos como la laguna Rano Kau, el centro ceremonial de Orongo, y especialmente el Rano Raraku, con sus canteras donde antiguamente se tallaban y extraían los moai. Todo está soberbiamente descrito, incluso el mundo subterráneo de misteriosas cavernas y secretos túneles de origen volcánico que las ocultan. Sin descuidar la botánica, la ornitología y el cambio climático que se está produciendo.
Desde el punto de vista literario la historia está concebida como un todo formado por un conjunto de motivos ligados entre sí a través de las diversas situaciones que se dan en una sucesión cronológica lineal. El tiempo real en que se desarrolla la acción cronológica, casi sin interrupción, transcurre aproximadamente entre 1985 y 2009, con evocaciones a 1888, año en que la isla de Pascua pasó a soberanía chilena, cuando fue anexionada política y administrativamente de mutuo acuerdo a la República de Chile.
Las voces narrativas pues van del monólogo interior a un narrador externo en tercera persona, y se intercalan a la hora de evocar y relatar con detalle sucesos históricos verídicos como el ataque pirático de 1862 por parte de una escuadra esclavista peruana, operación dirigida por Juan Maristany y Galcerán, capitán de marina de Masnou (Barcelona), de quien yo tuve la triste “fortuna” de localizar, desempolvar y publicar por primera vez el contrato de navegación en el Archivo Notarial de Barcelona hace varios años. Se relatan los tristes años de la segunda mitad del siglo XIX y primeros decenios del XX, tiempos ignominiosos considerados por los mismos rapanui como “tiempos de esclavitud”, prisioneros sus habitantes dentro del perímetro cercado de Hanga Roa, la capital, convertida en realidad toda la isla de Pascua en una gran hacienda ganadera.
Muy convincente es al monólogo interior del protagonista Honu. El texto toma la apariencia de un dietario por mes y año, pero anotado en primera persona por diferentes narradores, que con su voz y punto de vista narrativos, ofrecen distintas perspectivas y diferentes modos de ver la misma realidad, porque todos son protagonista en algún momento de la historia: Honu, rapanui, y Elena, catalana, y Miguel y Matilde, él chileno y ella catalana, que buscan el secreto para descifrar la escritura rongorongo. El lugar geográfico donde se encuentra en cada momento el narrador es cambiante, pero se dan todo tipo de coordenadas geográficas para situar exactamente en el mapa dónde tienen lugar los hechos.
La trama, estructura y distribuye los acontecimientos a partir de diversos focos de atención de acuerdo con la ubicación geográfica de cada protagonista y a través de su voz propia. Cada capítulo constituye un tema. Se presenta de forma autónoma, casi cerrada, indicando claramente el espacio y tiempo narrativos, presentados con alguna frase o incluso breve texto en lengua original rapanui seguida de la correspondiente traducción al castellano para facilitar su comprensión al lector no habituado a ello. Las escenas amorosas exigidas para dar verosimilitud al guión previsto están descritas con gran realismo con algún sorprendente toque erótico perfectamente justificado por las circunstancias de la trama narrativa. Los personajes son de carne y hueso, y como es bien sabido sólo los moai son de piedra.
Toda la intriga argumental gira en torno a las tablillas parlantes rongorongo, y la codicia que despierta su posesión en el mundo de los anticuarios, así como los frustrados intentos de su desciframiento. Para dar más actualidad, algunos de los personajes se mueven entre las sesiones del VII Congreso Internacional sobre Pascua y el Pacífico que tuvo lugar realmente en Visby (Suecia) en agosto de 2007.
La convivencia de la autora a través de sus viajes con gente de Chile y de Pascua le permite hacer hablar con autoridad a sus personajes de las preocupaciones cotidianas actuales por parte de los auténticos rapanui de hoy día sin esconder las tensiones entre ambas comunidades a través de situaciones y personajes de ficción. También los paisajes urbanos del Raval y Gràcia de Barcelona y Hospitalet de Llobregat son protagonistas circunstanciales. Vienen acogiendo desde hace años a colectivos chilenos que trabajan para divulgar la artesanía y la música rapanui con sus propios conjuntos folklóricos. Todo esto no es ficción, está tomado de la realidad actual.
El texto cobra más realidad si cabe cuando sus protagonistas, todos ellos muy verosímiles, vienen utilizando con normalidad toda una serie de expresiones lingüísticas en rapanui y en el argot popular chileno poco habituales para el hispanohablante ibérico, que el lector curioso podrá “traducir” perfectamente y a la larga familiarizarse con ellas y presumir de “experto”. Esta circunstancia demuestra el grado de arraigo entre esas dos culturas tan cercanas y tan distantes entre sí por parte de Alejandra Guerra por haber convivido largas temporadas entre ellos.
El principal protagonista es Honu Pakarati, que es rapanui étnicamente puro, y que se mueve entre Hanga Roa, la capital de la isla de Pascua, y Barcelona, y de quien se sospecha guarda tesoros en una cueva familiar de la isla. La coprotagonista española, Elena Estévez, dejó familia y amistades en Barcelona, para vivir su amor con Honu. Otra pareja, ella antropóloga catalana (Matilde Llorens) y él un botánico chileno (Miguel Ramos), interesados en el tema rongorongo, cubren el paisaje humano entre Chile y Barcelona. El resto de personajes literariamente más bien decorativos, le sirven como nexos temáticos para enlazar motivos de cada tema. Algunos son “alter ego” de personalidades reales, como el norteamericano Charles Benson o el chileno Paco Bartaburu, perfectamente reconocibles. La trama que estructura discursivamente la obra está distribuida en bloques temáticos independientes entre sí y que a veces se descomponen en unidades narrativas o relatos más pequeños aunque unidos por nexos temporales y causales, y de causa-efecto.
Literariamente este relato es cronológicamente lineal, pero topográficamente salta de Chile a Isla de Pascua y Barcelona, obligando así al lector a desplazarse por diferentes escenarios reales. El lector después de leer esta obra narrativa tendrá ganas de saber y profundizar más. Pero la base ya la tendrá adquirida de una forma fácil y amena. De forma novelada la autora va introduciendo al ávido lector en este mundo lejano dándole las claves precisas para entender de forma fácil todos los aspectos que vienen atrayendo la atención, pero desde dentro mismo de la trama y explicado por los propios protagonistas. A través de ellos nos enteramos de qué son los moai, el mana o energía psíquica que desprenden; qué son las tablillas rongorongo, consideradas objetos sagrados y sometidos a un estricto tabú (tapu, en rapanui), para los no iniciados, y protegidas por una serie de restricciones a su acceso, bajo terribles amenazas venidas del “más allá”.
Por causas ajenas a ellos esta singular cultura y raza estuvieron a punto de desaparecer dejando algunos testimonios arqueológicos. Pero no todo se interrumpió sino que algo quedó oculto bajo el suelo, o celosamente custodiado en inaccesibles cuevas de peligrosos acantilados en la misma isla, donde dicen que se guardan los huesos de los antepasados. Honu tiene la misión de velar por algunos de ellos. Así algunas tablillas rongorongo parece que han sobrevivido a las sucesivas catástrofes y han podido escapar de la codicia de desaprensivos traficantes que quieren apoderarse de su poder o mana intrínseco, o simplemente de su beneficio al venderlas a excéntricos millonarios, al mejor postor por grandes sumas de dinero.
En definitiva, una atenta y repetida lectura de Rongorongo equivaldrá a un curso intensivo de inmersión en las interioridades del mundo complejo y enigmático de la cultura, la lengua y la forma de pensar de los rapanui modernos. El libro constituye una buena herramienta para saber qué ha sido y qué es la Isla de Pascua o Rapa Nui. En él solamente es ficción la anécdota. La categoría es rotundamente historia auténtica, lingüística comparatista, y arqueología de campo.
Francesc Amorós i Gonell
CEHI. Universitat de Barcelona
Royal Geographical Society (with IBG) of London
Barcelona, Abril del 2012
Muy interesante . Tengo la suerte de poseer una tabla con escrituras <rongorongo
ResponderEliminarque suerte tienes me duele la cabeza no mentira no tengo cabeza jajaja
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